UNA FORMA DE AHORRAR SORPRENDENTE
Ahorrar es vital para asegurar nuestro futuro, además de ser una de las formas de incrementar el saldo de nuestras cuentas bancarias y darnos tranquilidad en caso de un imprevisto.
Sin embargo, nuestros impulsos por gastar son muy fuertes gracias a la programación que tienen nuestros cerebros de activarse con una señal, ejecutar un comportamiento y obtener una recompensa.
Llega el fin de semana y es una señal de querer comer afuera, el momento ideal para pedir una pizza o salir a comer a ese restaurante nuevo. En un movimiento automático se desecandena el impulso y, sin darnos cuenta, estamos entrando a esa app para pedidos a domicilio o viendo la página de Instagram para ver qué plato pediremos esta noche. Bum! $30 (y a veces mucho más) se cargaron a la tarjeta.
Luego de haber medido nuestros gastos al detalle por algunos meses, nos dimos cuenta que muchas de las comidas afuera formaban parte del 30% de los gastos mensuales, una cantidad sorprendente dentro de nuestro presupuesto y decidimos reducirlos.
La clave en esto es diseñar un sistema que permita seguir obteniendo la recompensa al activarse la señal, pero dirigido a la meta. Les detallamos a continuación lo que hicimos:
Aperturamos una cuenta bancaria nueva (ahora lo puedes hacer desde la comodidad del celular), que estaría destinada a recibir todos los ahorros.
Cada vez que se activa la señal de querer comer afuera, transferimos de nuestra cuenta el valor estimado del gasto a la cuenta de ahorros nueva, en nuestro caso $30.
En el momento que recibíamos la notificación que la cuenta de ahorros había recibido la transferencia, sentíamos satisfacción, ya que ganamos $30, en lugar de haberlos perdido.
El hambre no desaparecía pero inmediatamente buscábamos una opción en nuestra refrigeradora, lo que nos permitía comer más saludable, ahorrar dinero y sentirnos satisfechos. En un solo mes, la cuenta de ahorros nueva tenía $300.
Lo mejor de todo es que puedes aplicar este mismo sistema para cualquier otro gasto impulsivo como: ese par de zapatos extra de los 20 que ya coleccionas en tu armario o esa mega promo enganchadora que no te puedes perder.
Tenemos que aprender cómo funciona nuestro cerebro para hackearlo, algo que nos encanta hacer. Recuerden: no es la meta lo importante, es el sistema que diseñas para lograrla.
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